No me Calmo Nada

No Me Calmo Nada

Paola Minetti
Psicóloga
Especialista en Pedagogía Montessori

No existe en la lengua española palabras que disparen la cólera tan inmediatamente, que cuando estás enojada, te digan: “bueno, calmate”.
Roza lo violento, se parece a un empujón por la espalda.

En la infancia sucede también, obviamente.

Cuando están frustrados o enojados, “pedirles calma”, es echar nafta al fuego.
No es mala voluntad, hay una imposibilidad visceral de hallar ahí, calma. No en una orden de tipo disciplinaria.

El abordaje nunca es directo, jamás.

Nadie se calma porque se lo soliciten desde afuera. Sí, lo harán, en cambio, unas pocas palabras amables.

No es sólo qué decir o cómo lo decimos. Es, sin más, de qué lado nos paramos en el enunciado.

La empatía es un aliada innegociable, siempre.

No es lo mismo decir: “te dije que a las 6 nos íbamos a casa” a decir: “sí, entiendo que la estés pasando bien y no te quieras ir de aquí, pero la abuela nos espera ¿te acordás que hablamos que hoy no nos podíamos quedar más tiempo? Mañana podemos volver otro ratito”.

El enojo tal vez no se irá, pero alojaremos y validaremos sus emociones, que es a fin de cuentas, lo que todos necesitamos, un otro que nos escuche y entienda.

Educar para la paz, es siempre desde la paz, en este camino, la empatía es el medio”.

Ph: @beauty.and.happiness

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