SOBRE LAS DISPARATADAS FIESTAS DE FIN AÑO DE LAS QUE POCOS DISFRUTAN

SOBRE LAS DISPARATADAS FIESTAS DE FIN AÑO DE LAS QUE POCOS DISFRUTAN

Paola Minetti
Psicóloga
 

Realmente creemos que todos los niños disfrutan de estas fiestas? Les aseguro que no, me atrevo a decir, sin haber realizado ningún tipo de estadística, que esas mega celebraciones pocos la disfrutan. Es un espacio pensado por adultos, para adultos en los que se utilizan a los niños con el fin de causar una gracia, que en general no acontece. Exponemos a nuestros niños a situaciones
totalmente extraordinarias, en escenarios, luces, música muy fuerte, a ropa incómoda y calurosa…

Padres y abuelos desde el otro lado, agolpándonos para una foto mal sacada y ansiosos por ver a nuestros niños buscándonos y no nos ven ¡claro! Desesperaciones creadas, no se sabe bien para qué…

Nada de lo que ahí sucede les brinda un aprendizaje auténtico y significativo, no es una práctica que puedan fácilmente capitalizar. Ellos lloran, no “actúan” (por suerte), no lo disfrutan (en su mayoría), registran una mala experiencia del teatro y terminan creyendo durante muchos años que la actuación es eso: ropa que pincha, repetir de memoria un texto o un baile con el que no se identifican ni los aloja ni eligieron. Amenazas de los padres que “si no actúa se queda sin juego” o “que si actúa será poseedor de un helado” Chantajes emocionales de los más viles, ni hablar cuando en las negociaciones ponen en juego la alimentación. Un escenario dantesco teniendo a niños tristemente protagonistas.

Ser padres y adultos conscientes es entre otras cosas es no repetir al menos sin cuestionarnos, estos espacios instituidos y apelar al tibio y mediocre consuelo “siempre fue así”.

De todos modos, estas instancias institucionales van a seguir existiendo, al menos por un tiempo más. Es por esto que les sugiero:
 No obligues a tu niño a participar si no lo desea.
 Quien debe manejar la frustración es el adulto, si no desea participar no significa que sea portador de patología alguna.
 Jamás utilices premios y castigos para persuadirlo. Terminará haciéndolo por miedo o para agradarte, no lo hará por el placer de compartir. Además no le estás brindado herramientas para una gestión efectiva de las emociones, al contrario!

PD: otra es la historia, del uso de disfraces en casa, dentro del ámbito familiar, o incluso si desean salir a la calle con alguno de estos trajes elegidos por ellos.

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