SOBRE LAS DISPARATADAS FIESTAS DE FIN AÑO DE LAS QUE POCOS DISFRUTAN
Realmente creemos que todos los niños disfrutan de estas fiestas? Les aseguro que no, me atrevo a decir, sin haber realizado ningún tipo de estadística, que esas mega celebraciones pocos la disfrutan. Es un espacio pensado por adultos, para adultos en los que se utilizan a los niños con el fin de causar una gracia, que en general no acontece. Exponemos a nuestros niños a situaciones
totalmente extraordinarias, en escenarios, luces, música muy fuerte, a ropa incómoda y calurosa…
Padres y abuelos desde el otro lado, agolpándonos para una foto mal sacada y ansiosos por ver a nuestros niños buscándonos y no nos ven ¡claro! Desesperaciones creadas, no se sabe bien para qué…
Nada de lo que ahí sucede les brinda un aprendizaje auténtico y significativo, no es una práctica que puedan fácilmente capitalizar. Ellos lloran, no “actúan” (por suerte), no lo disfrutan (en su mayoría), registran una mala experiencia del teatro y terminan creyendo durante muchos años que la actuación es eso: ropa que pincha, repetir de memoria un texto o un baile con el que no se identifican ni los aloja ni eligieron. Amenazas de los padres que “si no actúa se queda sin juego” o “que si actúa será poseedor de un helado” Chantajes emocionales de los más viles, ni hablar cuando en las negociaciones ponen en juego la alimentación. Un escenario dantesco teniendo a niños tristemente protagonistas.
Ser padres y adultos conscientes es entre otras cosas es no repetir al menos sin cuestionarnos, estos espacios instituidos y apelar al tibio y mediocre consuelo “siempre fue así”.
De todos modos, estas instancias institucionales van a seguir existiendo, al menos por un tiempo más. Es por esto que les sugiero:
No obligues a tu niño a participar si no lo desea.
Quien debe manejar la frustración es el adulto, si no desea participar no significa que sea portador de patología alguna.
Jamás utilices premios y castigos para persuadirlo. Terminará haciéndolo por miedo o para agradarte, no lo hará por el placer de compartir. Además no le estás brindado herramientas para una gestión efectiva de las emociones, al contrario!
PD: otra es la historia, del uso de disfraces en casa, dentro del ámbito familiar, o incluso si desean salir a la calle con alguno de estos trajes elegidos por ellos.