Y hablando sobre las mentiras en navidad

Y hablando sobre las mentiras en navidad

Paola Minetti
Psicóloga
 

En esta oportunidad quise escribir sobre el tema. Pero la verdad es que a mí en casa me ha salido bastante mal, o al menos lejos de lo que yo pensaba que sería. No me habilito a decir “lo que hay que hacer” pero les quiero compartir sí, mi experiencia.

Cuando conozco otras historias similares de quienes nos cuestionamos sobre “decir la verdad o no” hacemos una mezcla extraña entre lo que nos hubiese gustado a nosotras de niñas, nuestro sistema de creencias, nuestro atravesamiento teórico y la escucha de nuestros niños. Entre tanto collage, sale lo que sale. Les cuento nuestra historia:

Resulta que fiel a mi formación y aún novata madre, para no generar tanta pantomima con el tema cuando Nina tenía 4 años le digo que Papá Noel, vivió hace muchos muchos años en un país donde hacía mucho frío y en realidad se llamaba Nicolás y que era un señor que una Navidad salió a repartir regalos. Nina, no me dejo terminar, con cara muy seria me dijo: ¡mentira¡ No pude siquiera llegar a la parte que el traje era verde y que después coca cola se lo cambió a rojo!! Es decir, lo que a mí más me interesaba que supiese, no me lo permitió!

Obviamente no continué, ella eligió. Compartiendo con otras madres he conocido historias de las más bellas:

Candela conversando con su amigo Vicente: podés creer que mi mamá no cree en Papá Noel? Con ella me he reído muchísimo ¡Qué mamá más desubicada!

Gabriel le pregunta a su madre: Ma, Papá Noel existe? __ Si vos lo crees, existe  __ Entonces sí. Muy sabia la respuesta de esta mamá. Lo que crees, creas.

Claramente, en esta oportunidad toda la información del medio y del resto de la familia hizo su trabajo y no está mal. Aprendí nuevamente que no siempre el traje de psicóloga sirve con mi hija, o casi nunca y que como Montessori decía “Sigan al niño” es la opción más sabia.

Tal vez no sepa compartirles que se debe hacer, pero sí, que no  se debe decir:

“Si te portas mal, Papá Noel no viene”. Se imaginan ustedes tener la insoportable presión de tener que hacer todo siempre bien para poder alcanzar lo que desean? El portarse mal o bien no es voluntad del niño, esto está atravesado por otras cuestiones que no mencionaré en este artículo, pero que sí, los adultos tenemos mucho que ver.

“Yo le voy a avisar a Papá Noel que hiciste o no hiciste tal o cual cosa” Que sensación más paranoica sentir que hay un hombre que nos observa todo el tiempo y en todo lugar.

“Yo te cuento que Papá Noel no existe, pero no le podes contar a los demás niños” Es una responsabilidad muy grande para un niño, tener la certeza de una revelación tan importante para sus grupo y no poder compartirla, es confundir a un niño con un adulto.

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